"PEPITA JIMÉNEZ", DE JUAN VALERA: RELIGIÓN Y PASIÓN. UNA SIMBIOSIS EN LA REALIDAD

 


"Nada le he dicho ni me ha dicho, y sin embargo, nos lo hemos dicho todo"- Juan Valera. Queridos lectores, una vez más comenzamos con una nueva obra de arte. Y digo obra de arte porque "Pepita Jiménez" de Juan Valera me ha robado el corazón desde el momento en el que comencé a leerla. Esta novela es de Juan Valera, escritor, diplomático y político español, cuya obra más célebre es la que trataremos. 

En esta entrada tendremos el placer de poder analizar al detalle esta fantástica historia de amor en la que se batirán en duelo la religión y la pasión, un duelo en el que solamente puede quedar uno. ¿Cuál triunfará? 

1. CARTAS DE DON LUIS: LA FE COMIENZA A DUDAR DE SI MISMA 

El futuro seminarista don Luis de Vargas vuelve al pueblo tras largo tiempo pasado con su tío, el señor Deán. Todo a su alrededor se nubla, incluso su fe, al conocer a Pepita Jiménez, la famosa viuda del pueblo, que esperaba ser ahora la madrastra de Luis y la nueva esposa de don Pedro de Vargas. 

Pepita Jiménez, esa donna angelicata de la que tanto nos hablaba Garcilaso en algunos de sus sonetos como el XXIII, estaba siendo ahora descrita por don Luis. Esas manos tan pulcras, los ojos con ese mirar lleno de dulzura, un auténtico ángel caído del cielo. Así era Pepita para don Luis, una auténtica divinidad echa por Dios. El pobre seminarista, debatiendo entre la pasión y el celibato, intentaba autoconvencerse de que sentirse atraído por Pepita no era pecado, pues esta era obra divina. 

Así, entre autoconvencimientos, comienza a aflorar la pasión en esta pareja un tanto antagónica, el uno preparándose para ser cura y la otra esperando encontrar al futuro amor de su vida. Sin embargo, desde ese primer encuentro con Pepita, Luis supo que era distinta y quedó totalmente prendido de ella, sumiéndose en un precipicio sin fondo, tal y como él mismo le admite a su tío en ese 19 de mayo, en el que ya no hay vuelta atrás: 

"Veo abierto a mis pies el precipicio en que voy a sumirme, y siento que me resbalo y que me hundo"- Don Luis de Vargas. 



2. PARALIPÓMENOS: RIENDA SUELTA A LA PASIÓN. LA FE HA PERDIDO LA BATALLA 

El amor y la pasión continúan haciendo estragos en la vida del joven seminarista y de la bella Pepita Jiménez. Seremos espectadores del avance de la relación de estos dos jóvenes en esta segunda parte de la obra, esta vez narrada en tercera persona. ¿Quién será ese narrador tan misterioso? 

A partir de ese 18 de junio, última carta escrita por Luis, el acercamiento físico aumenta cada vez más. Las miradas entre ambos los delatan, estamos ante el clásico quiero y no puedo. Ambos quieren, pero la vida y las circunstancias de uno y otro se lo impiden. Sin embargo, deciden arriesgarlo todo, tal y como nos cuenta el narrador, sin importar lo que pueda decir el pueblo, el señor Vicario, el señor Deán, Antoñona y quien quiera que fuere este narrador. 

Nada importa en ese primer beso, en ese primer roce de manos que hace que queden aún más prendados el uno del otro. Solos en esa noche de San Juan, a altas horas de la madrugada, Luis y Pepita, Pepita y Luis. Confesiones indescriptibles que hacen cambiar el destino de la novela por completo, gana el arriesgar por encima de sus circunstancias personales. Gana el amor por encima de la fe, truncando el camino religioso que estaba preparado para el seminarista. Ya no hay remedio para este idilio amoroso, ya no hay nada que hacer ante esta pasión consumida. 

"Como creo que Dios existe, creo que existe usted y que vale usted mil veces más que la idea de usted que tengo formada" - Luis a Pepita. 

"Ahora amo a usted con todo mi corazón y sin usted no hay felicidad para mí" -Pepita a Luis. 



3. SEÑOR NARRADOR: CUÉNTENOS UN POCO MÁS SOBRE EL FUTURO DE ESTA PAREJA

Llegó la hora de abordar el tema del narrador en esta magnífica historia. Pues bien querido lector, destapándote el misterio debo confesarte que el narrador de los Paralipómenos y el autor de la tercera y última parte, de esas Cartas de mi hermano, es ni más ni menos que Don Pedro, el padre de nuestro enamorado. 

Para poder descifrar tal incógnita es importante leer detenidamente la obra. Si nos centramos en las dos primeras partes, podemos observar un contraste enorme entre la descripción idealizada de Pepita como si de una donna angelicata se tratara en esa primera parte y una Pepita mucho más mundana y no tan ensoñadora. Todo aquello que idealiza Luis queda en entredicho en la narración de su padre el cual no la ve con ojos de enamorado, sino con ojos de cariño, por así decirlo, paternal. Un segundo detalle se encontraría en esa última parte, ya que el autor de las cartas es Don Pedro, el cual le cuenta su hermano Deán como ha transcurrido el tiempo en ese pequeño pueblo de Andalucía. 

A raíz de aquí podemos decir que en estas novelas naturalistas y deterministas, las apariencias engañan y nunca mejor dicho. Aquello que el autor hace creer en una página se pone en entredicho dos capítulos después y así sucesivamente. Querido Juan Valera cuanto esconden tantas palabras en esas páginas. 



4. RELIGIÓN Y PASIÓN. UNA SIMBIOSIS EN LA REALIDAD. 

Pepita Jiménez, una historia apasionada en la que la religión y pasión se enfrentan a un duelo constante, una contradicción entre el amor humano, el amor por Pepita, y el amor divino, el amor por Dios que siente don Luis. Sin embargo, de esta batalla entre lo terrenal y lo celestial, saldrán vencedores el amor y la pasión terrenal por encima de cualquier otra cosa. 

A través de un estilo delicado, elegante y elaborado, Juan Valera nos traslada a ese ambiente andaluz en el que dos jóvenes se debaten entre el sí y el no, entre quererse o no quererse, entre arriesgarse o mantenerse en la inacción. He aquí la cuestión como en nuestro Don Carlos y en Hamlet. Es ese beso entre ambos, esa magia que se transmiten, es la que hace que se arriesguen el uno por el otro. Un amor que se ve desde que la obra comienza a leerse. 

De todas las que he leído, mi favorita. Una historia de corazones fusionados, no la típica de corazón roto. Una historia de imposibles que han resultado ser posibles, una historia que demuestra una vez más que el amor y la religión se compenetran en la vida real. Una ironía de la vida, el amor pasional y el amor religioso, una simbiosis en la realidad. 



P.D: queridos lectores, a continuación os dejo un nuevo vídeo sobre esta crepuscular historia de amor en la que la pasión se masca con tan solo leer unas cuántas páginas. Muchas gracias <33333. 








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